Puse el oído al árbol y dijo:

–nunca nos llevamos nada

 si nos vamos

porque nunca nada trajimos

 más que la semilla.

 

–Sabemos si un humano es árbol

porque tenemos el acatamiento del fauno

              la humedad del viento en la pupila

              preferiblemente/ la malicia de los duendes /

empujamos trastornos verdes / bebemos y soñamos neciamente / vegetalmente.

 

Así somos.

Nos subimos al viento / al vértice / a la roca /

                      dejamos ir carcajadas de hoja río abajo

              rascamos al jaguar y al jabalí.

Hacemos llover con el silencio /

fundamos risas de garúa

nidos de niebla para la luna y la lechuza

bebemos de su emisión y devolvemos un rumor / canto del bosque

hasta que el viento limpia la noche.

Sabemos la hora exacta en cada hoja.

recordamos el día puntual de cada siembra.

                   Levantamos espíritus fluviales a media noche

a buscar constelaciones en forma de raíces.

            A nadie le importa/ pero no importa /

igual nos levantamos

a ver el gran árbol azul

                      que nos espera.

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